Como internacionalista tengo una necesidad intrínseca de aproximarme y conocer a las distintas culturas para crecer en el entendimiento de raza humana. Conocer al Docip y el trabajo que lleva a cabo como organismo autónomo de Naciones Unidas en pro de los Pueblos Indígenas llamó de inmediato mi atención ya que no solo me permitía saciar esa hambre por inmiscuirme en culturas ajenas y en cierta forma distantes a la occidental que hoy rige al mundo; sino que además podría ayudar en dar voz a estas cultura al servir como canal entre un idioma y otro para que así sus ideas, ideales y mensajes alcanzaran un ámbito mayor.

Aprendí que lo más importante a entender dentro del Foro es que los Pueblos Indígenas no pretenden ser excluidos, o alterar el status quo, sino que su cultura sea respetada y reconocida ya que solo a partir de esta diferenciación es que el sistema mundo actual se enriquecerá y desarrollará de manera incluyente. Pero lo más importante: aprendí que independientemente de culturas, trasfondos históricos, idiosincrasias, humanidad solo es una y literalmente no hay razón para crear obstáculos que nos permitan bailar tomados de la mano al son de ritmos aborígenes, aztecas, birmanos o nórdicos.

La calidad humana de los colaboradores y voluntarios que asisten al Docip es encomiable. Siempre existió un ambiente de camaradería, de personas que aunque apenas conocía se sentían como amistades de antaño. Las experiencias dentro y fuera del foro fueron enriquecedoras y sin duda volveré en cuanto vuelva a tener oportunidad.